El término catarata hace referencia a la opacidad en el cristalino, que es la lente que tenemos en el interior del ojo. Esta opacidad que impide ver correctamente, se produce por distintas causas, siendo la más frecuente el envejecimiento.
Pero, ¿de dónde procede el término “catarata”?:
En la Antigüedad Clásica, el cambio de color del ojo al formarse una catarata (se vuelve gris-marronáceo), lo interpretaban como una “flema” acumulada post-mortem.
En la India antigua, donde están documentadas las primeras intervenciones de catarata realizadas en la historia en el S. VI a.C, interpretaban que la catarata avanzada era un “humor” que caía procedente del cerebro.
Esta idea, fue trasladada a Grecia y a la Escuela de Medicina de Alejandría, tras las expediciones de Alejandro Magno a la India.
La palabra procede del antiguo término griego “katarráktes” que alude a “algo que se precipita desde arriba”. Sin embargo, para referirse a la enfermedad que dificulta y puede llegar a impedir la visión usan el término “hypókhyma” (flujo que desciende), que posteriormente se tradujo al latín como “suffusio”.
Los árabes, depositarios en la Edad Media del conocimiento médico, la denominaron “nusul-el-ma”, que quiere decir caída de agua. Basándose en esta expresión, Constantino el Africano, monje cartaginés de la Escuela de Traductores de Salerno en el S. XI, y traductor de escritos médicos árabes al latín, es el primero en usar el término catarata para aludir a la enfermedad que nos ocupa.
Dra Herrero
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