En los pacientes diabéticos, la posibilidad de afectación ocular por los altos niveles de azúcar es muy frecuente, por lo que es imprescindible hacer controles periódicos con su oftalmólogo. En esas revisiones, además de comprobar nuestra visión y graduación, el oftalmólogo procederá a la dilatación de la pupila del ojo del paciente.
Esta prueba no es dolorosa y como única molestia nos generará visión borrosa durante unas horas. Una vez con la pupila dilatada, el Doctor observará nuestra retina con unas lentes especiales que le permiten visualizar los vasos sanguíneos que la nutren y nuestra mácula, para descartar que no haya afectación.
Como pruebas complementarias nos podrá pedir una OCT (Tomografía de Coherencia Óptica) o una retinografía que son pruebas que fotografían nuestra retina y hacen un escáner de su grosor. Duran sólo unos segundos y no generan dolor. Con la información de estas pruebas y de una manera muy fiable y segura, nuestro oftalmólogo puede descartar cualquier afectación por el azúcar en nuestros ojos y proteger nuestra visión a pesar de nuestra condición de diabético.
Dr Cañones
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