Durante años, el único método de corrección de la visión era la cirugía láser. Sin embargo, con la aparición de las lentes ICL se pueden corregir miopía, hipermetropía y astigmatismo, en aquellos casos que con el LASIK nos sería imposible hacerlo.
Las lentes ICL se colocan delante del cristalino, y antiguamente se las llamaba “Intraocular Contact Lens” pero se les cambió el nombre por “Implantable Collamer Lens” para que no se las confundiera con las lente de contacto de uso habitual, que se colocan encima de la cornea.
Estas lentes ICL se empezaron a implantar durante los años 50 y se colocaban sobre todo por delante del iris, pero fueron retiradas rápidamente del mercado por sus inaceptables complicaciones como producir glaucoma agudo y crónico.
Tuvieron que pasar 30 años hasta que en Rusia en los años 80, se comenzara a implantar un nuevo tipo de lente ICL entre el iris y el cristalino para corregir miopías altas, sin las complicaciones que tenían las anteriores. En Europa tuvimos que esperar hasta 1993 para ver la primera ICL implantada.
Las primeras lentes ICL eran de silicona, pero actualmente son de colámero cuyo componente principal es el colágeno. EL colágeno, es una sustancia presente en nuestro organismo que hace que estas nuevas ICL sean biocompatibles y no produzcan rechazo.
Gracias al uso de los nuevos materiales biocompatibles, las nuevas lentes ICL repelen las proteínas y otro tipo de sustancias, para evitar que se depositen en las lentes y se produzcan opacidades.
Las lentes ICL ofrecen una visión más nítida y una mayor satisfacción para el paciente en comparación con otras cirugías oculares. Entre las características de este tipo de lentes, destacan la mejora inmediata de la calidad de la visión y una recuperación rápida e indolora.
Dr. Mora
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