Nuestras ideas y pensamientos son un reflejo de la realidad que nos rodea. Toda la información que tenemos nos llega a partir de un estímulo externo, que percibimos gracias al sistema sensorial (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Esta información luego es procesada y modificada por nuestro cerebro, para ser comprendida y almacenada mediante los símbolos y el lenguaje.
Pero…algunas veces nuestros sentidos nos pueden engañar, y como no, también lo puede hacer la vista. Esto puede dar lugar a las ilusiones ópticas que son percepciones visuales que no se ajustan a la realidad de lo que nos rodea. Suceden porque el cerebro humano sólo puede concentrarse en un objeto, por lo que, cuando se presentan dos formas en una sola imagen, se ocasiona confusión y el cerebro entra en desorden, teniendo por tanto otra visión diferente de lo visto. Ejemplos de ilusiones ópticas son las siguientes:
Las líneas que se perciben como diagonales son paralelas.
Jarrón de Rubin: Se puede percibir la figura y el fondo de manera alternativa. (un jarrón o 2 perfiles humanos). Las ilusiones ópticas no están sometidas a la voluntad y pueden variar entre una persona y otra dependiendo de factores como la agudeza visual, el campo visual, defectos en la percepción de los colores etc..
Entender estos fenómenos es útil para comprender las limitaciones del sentido visual del ser humano y la posibilidad de distorsión en lo relativo a la forma, el color, la dimensión y la perspectiva de lo observado. Otros 2 ejemplos:
La cuadrícula centelleante: Basta fijarse en una de las intersecciones, para comprobar que no hay ningún punto negro, aunque los veamos constantemente.
Los círculos que se mueven, pero no se mueven (pero se mueven).
Los colores y sombras pueden dar la impresión de que estos círculos se mueven, ya que los patrones de colores imitan el tipo de información que recibimos cuando vemos un objeto en movimiento. Los círculos están creados con cuadrados blancos y negros que se alternan en color y en inclinación. Es decir, el cerebro recibe pistas que llevan a inferir una espiral, aunque se trate de círculos.
Genios de la pintura, con un profundo conocimiento de diferentes disciplinas del saber y con una gran curiosidad para el aprendizaje han explotado el uso de las ilusiones o las alucinaciones visuales en sus obras, demostrando su maestría y su increíble imaginación. Todos reconocemos como ejemplo de este hecho la obra del gran Salvador Dalí que aprovechó las ilusiones ópticas para dar a sus obras un aspecto mágico, de profundidad, de ambigüedad y contrastes.
Dalí absorbía las influencias de muchos estilos artísticos, desde el academicismo clásico (Rafael, Zurbarán, Vermeer, Velásquez) a las vanguardias mas rompedoras. Es conocido por sus impactantes y oníricas imágenes surrealistas (según el pintor le ayudaba a acceder al inconsciente, liberando energías artísticas creadoras) y
también fue un experto dibujante como queda reflejado en su impecablemente realista cesta de pan, pintada en 1926.
Dalí, a lo largo de su extensa obra, utilizó a menudo procedimientos científicos e instrumentos ópticos, como recursos para crear ilusiones ópticas como los dibujos anamórficos, las imágenes estereoscópicas o en tres dimensiones, los hologramas, las imágenes ocultas y dobles, la animación de imágenes, etc. Gracias a este conocimiento de la tecnología de la imagen, Dalí amplia los recursos visuales en su pintura y hasta la trasciende para poner de manifiesto la versatilidad subjetiva de la percepción.
Veamos algunos ejemplos:
Gala desnuda mirando el mar
Gala fue el amor de su vida, su musa. En este cuadro podemos ver a Gala observando desnuda el mar Mediterráneo. Su cuerpo se pierde en la fragmentación de la pintura que de pronto se nota cuadrada y el nombre de la obra nos hace ver más allá. Nos alejamos de la pintura, o hacemos la imagen más pequeña y lo que vemos es al ex presidenteestadounidense Lincoln
Dalí realiza esta obra, homenaje al pintor Mark Rothko, a partir de una interpretación digital de la cara de Lincoln obtenida por el cibernético norteamericano Leon D. Harmon. Una vez más, Dalí nos presenta de manera novedosa su concepto de doble imagen. El rostro de Lincoln se ve en formato pequeño en la parte inferior izquierda de la obra, donde también se repite la figura, en una pose cambiada, de Gala. En la parte superior, en un magnífico crepúsculo, Dalí hace referencia a su conocido óleo Cristo de San Juan de la Cruz.
Paranoia (1935 – 1936)
En esta obra de Dalí vemos a unos personajes peleando entre sí; pero arriba del busto se puede apreciar la cara de una mujer, y aún más se aprecia otra cara, más grande y sonriente.
La vejez, la adolescencia, la infancia (1940)
Este cuadro es una ilusión ambigua que se crea a partir de imágenes de buena resolución junto a elementos difusos. Así se puede encontrar una cara, y luego otra…… Dalí comprendió el ojo humano, el cerebro y su interacción con la realidad. También supo que lo que representaba era algo de más de un significado, lo cual hace sus obras aún más complejas.
Nos sorprende, por la forma en la que conjunta tantos elementos artísticos y psicológicos logrando discursos tan complejos que obligan al espectador a ver lo que hay más allá de la simple figuración de los objetos.
“Aparición de un rostro y un frutero en la playa” 1938.
Este es uno de los típicos cuadros de Salvador Dalí, para entretenerse. Al artista catalán le encantaba marear al espectador con sus imágenes oníricas imposibles. Para generar este tipo de obras, ideó un método de trabajo típico del surrealismo, que bautizó con el nombre de “paranoico-crítico”, y que consistía en mirar durante mucho rato seguido una serie de objetos hasta que lograba ver en ellos otras formas distintas. Esto lo plasma luego en el lienzo, creando imágenes múltiples como las que se ven aquí.
En esta playa de arena blanca, vemos una mujer sentada de espaldas, que por arte de magia se convierte en la nariz, boca y barbilla de un gran rostro fantasmagórico que flota en mitad del lienzo, cuya frente y cabello se transforman en un frutero lleno de peras, que a su vez forma parte del cuerpo de un perro enorme de perfil, cuyo collar es un puente, su cabeza, unas colinas y su ojo, una cueva.
Si uno sigue mirando la multitud de figurillas y objetos repartidos por el lienzo, encontrará muchas más cosas, como el charco en forma de sardina, una tercera cara femenina (a la derecha de un hombre medio desnudo de color marrón), el mantel sobre el que está colocado el frutero grande….
El enigma sin fin (1938),
Este famoso cuadro representa un ejemplo de imágenes múltiples, que el espectador puede reconocer de acuerdo con su habilidad para concentrarse en los diferentes elementos del lienzo. Así puede captar las imágenes de 1) un hombre o filósofo recostado, 2) un bodegón, 3) un galgo, 4) una mandolina, 5) un frutero con peras e higos, 6) un busto, 7) una mujer está sentada en la playa arreglando una vela, etc. La popa del bote puede igualmente verse también como la mandolina. Las montañas, el lago, el galgo están relacionados entre sí. Las montañas, el lago, la mujer sentada configuran un monstruo.
El mercado de esclavos y el busto de Voltaire que desaparece (1940).
Dalí pintó dos versiones sobre este tema, la primera realizada en Francia (1940) antes de su partida a Nueva York y la segunda en Estados Unidos.
En ambas pinturas las fuerzas alucinatorias les da curso mediante el recurso de las imágenes dobles. El elemento central lo constituye la cabeza del busto de Voltaire el celebre filósofo francés, cuya cara está formada por los cuerpos de dos mujeres ataviadas con las vestimentas propias de la época del siglo XVII, cuyas cabezas y adornos conforman los ojos y la barbilla del famoso escritor y filósofo.
La mirada de Voltaire se dirige hacia la izquierda del cuadro, en donde se encuentra la imagen semidesnuda de Gala, la musa del artista y quien se encuentra allí para protegerlo del mundo exterior, del mercado de esclavos (de la esclavitud) así como del escepticismo y del racionalismo, encarnados en Voltaire.
El busto de Voltaire, debido a esta superposición de imágenes aparece y desaparece en forma sucesiva y repentina, de modo que el frutero de la derecha a veces aparece lleno de frutas y otras veces vacío, al confundirse el contenido con el ambiente.
LA IMAGEN DESAPARECE 1938
Es una de las más famosas dobles imágenes desarrolladas a partir de su método paranoicocrítico: a primera vista, podemos contemplar a un personaje femenino que está leyendo una carta en una estancia, con un mapa en el fondo, que recuerda, casi literalmente, la conocida obra La lectora de Vermeer y, al mismo tiempo, representa, por una simple aceptación de nuestra percepción, el retrato de Velázquez. Con esta doble resolución, acomoda en un solo cuadro dos de las figuras más destacadas del arte según el propio Dalí: Vermeer de Delft y Velázquez.
Y así podríamos seguir mostrando ejemplos del uso de las ilusiones ópticas en la obra de Dalí dada la ingente productividad creativa del pintor de Cadaqués:
Dra Marín
Si tienes alguna consulta… ¡no dudes en ponerte en contacto con nosotros!
C/ Menéndez Pelayo, 7
Plaza Manuel Becerra,18
Tfno: 91 781 34 80
www.clinica-aver.com