Ya llega el verano y con él las altas temperaturas, las visitas a la playa, la montaña y la piscina. Agentes como el cloro de la piscina, la sal marina, la sequedad o contaminación del aire y los rayos solares, son factores de riesgo que pueden afectar nuestra salud ocular. Durante estas fechas las complicaciones relacionadas con la vista crecen en un 25%, por eso la necesidad de extremar los cuidados de nuestros ojos para evitar sufrir de enfermedades oculares durante el verano.
Exponerse en exceso a los factores perjudiciales para nuestra salud visual puede causar complicaciones en la vista de diversa índole y gravedad, que van desde una simple molestia en los ojos, hasta problemas más graves como: la queratitis actínica, conjuntivitis, abrasión corneal y el denominado ojo seco.
Queratitis actínica, es una inflamación de la córnea producto de la sobreexposición de los ojos a los rayos ultravioletas (UV) solares sin la protección adecuada. Los síntomas suelen aparecer entre seis y diez horas después de la exposición y se caracteriza por constante lagrimeo, dolor y enrojecimiento ocular, visión borrosa, sensibilidad a la luz y la sensación de tener algo dentro del ojo.
Conjuntivitis, consiste en la inflamación de la conjuntiva, el tejido delicado y cristalino que cubre la parte blanca del ojo. Puede ser irritativa y bacteriana. En el caso de la conjuntivitis irritativa, ésta puede ser causada por la sal del mar o por el cloro que se le agrega a las piscinas para su depuración y mantenimiento. En cuanto a la conjuntivitis bacteriana, en la mayoría de los casos afecta a los portadores de lentes de contacto que se bañan en ambientes acuáticos contaminados con bacterias peligrosas como la Acanthamoeba.
Abrasión corneal, ocurre muy frecuentemente en los días de playa veraniegos, cuando se está jugando o tomando sol y algún rastro de arena se introduce en el ojo, llegando a rasguñar y dañar la córnea.
Ojo seco, es un síndrome que se produce en la superficie de la córnea, por falta de lágrimas o por la mala calidad de ésta. En el verano, los casos de ojo seco se acrecientan como consecuencia de las características ambientales propias de la época, como es el uso del aire acondicionado, los rayos solares, la sequedad del aire o los largos viajes en coche o en avión.
Proteger nuestra visión
Para cuidar nuestra salud ocular en verano debemos seguir las siguientes indicaciones:
Usar gafas de sol
Cuando nos exponemos al sol en verano, es obligatorio usar gafasde sol con filtros de protección que reduzcan la luminosidad ambiental y nos protejan contra los rayos ultravioletas. En el mercado se consiguen muchas gafas de sol, pero solo pocas son las indicadas para proteger correctamente nuestra visión. Se debe evitar recurrir a gafas de sol no originales, pues el uso de éstas puede llegar a ser más perjudiciales que el no usarlas, ya que sus cristales solo oscurecen el campo de la visión, haciendo que el ojo se relaje, lo cual permite una mayor penetración de los rayos ultravioletas.
Lo ideal es comprar gafas en ópticas reconocidas que garanticen la calidad de sus productos y en cuyas etiquetas se pueda verificar que protegen de los rayos ultravioletas de un 99% a un 100%.
Lágrimas artificiales
En verano, es muy frecuente la aparición del síndrome del ojo seco. Este síndrome ocasiona ardor, visión borrosa, fotofobia y la impresión de tener arenilla en los ojos, por lo que es importante utilizar frecuentemente lágrimas artificiales que mantengan los ojos hidratados y así evitarnos estas molestias.
Gafas de buceo
Para mantener una correcta salud visual en verano, es importante el uso de las gafas de buceo. Unas buenas gafas de buceo contribuirán a proteger los ojos del cloro, la sal marina y de las bacterias que puedan estar presentes en el agua. Para adquirir unas gafas adecuadas, es importante tomar en cuenta que posean efecto antivaho, para evitar que se empañen dentro del agua y que tengan protección UV.
Prohibido las lentillas
Si usted es de los que usa lentillas, lo recomendable es no sumergirse en la piscina o la playa con ellas, ya que las bacterias pueden quedarse pegada en el lente y penetrar en el ojo, causando infecciones.